ALIMENTOS HIDROPÓNICOS BAJO CERO
A partir de la utilización de la técnica ancestral de la hidroponía, los emprendedores de Kósten Cultivos del Sur se animaron a producir hortalizas frescas todo año en la cordillera patagónica. El desafío de repensar la producción de alimentos desde el triple impacto: económico, ambiental y social.
Kósten Cultivos del Sur es un emprendimiento radicado en Epuyén, Chubut, dedicado a la producción de hortalizas hidropónicas. Su nombre significa en lengua Tehuelche "Viento patagónico". Nació como proyecto a principios del año 2019, cuando desarrollaron las tareas de construcción del primer invernadero, el sistema hidropónico, ensayos productivos de variedades, comportamiento de la técnica en climas extremos y el análisis del mercado regional para recepción de una hortaliza diferenciada en calidad y precio.
Durante 2020, ya en fase operativa, Kósten produjo distintas variedades de lechuga y escarola, que comercializó viva, con su raíz, en la comarca andina, incluso durante el invierno.
Con el paisaje nevado como escenario, los productores posibilitaron al consumidor patagónico el acceso a hojas frescas, históricamente afectado por los extensos desplazamientos de las frutas y verduras desde la región cuyana y pampeana. Ofrecieron la oportunidad de consumir alimentos kilómetro cero.
Hoy el proyecto tiene el firme propósito de producir alimentos saludables desde una producción sostenible; enmarcado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
Al bajo impacto ambiental de la producción hidropónica se suman el desarrollo social y comunitario a partir de la generación de empleo genuino y calificado para el manejo del cultivo (madres mayores de 35 años) y el vínculo con instituciones educativas para la divulgación de la técnica y la formación en relación al cuidado de los recursos naturales.
El proceso productivo hidropónico
Se utiliza el sistema Balsa Flotante (Floating), camas/piletas de agua con nutrientes disueltos, continuamente oxigenadas, donde las plantas flotan en placas con sus raíces sumergidas.
En un extremo de las piletas las hortalizas se trasplantan pequeñas, crecen mientras avanzan hacia su próximo trasplante o cosecha, dependiendo de la etapa en la que se encuentran, es un sistema de producción continuo.
En las instalaciones se realiza el proceso productivo íntegro lo que permite, entre otros puntos, obtener una trazabilidad completa de los cultivos: registros de la procedencia y calidad de las semillas, tiempos de permanencia de las plantas en cada etapa, cantidad de unidades sembradas, porcentaje de pérdidas en trasplantes, número final de cosecha, control sanitario y calidad, cantidad de solución nutritiva (elaboración propia), cantidad de agua consumida anualmente, entre otros; información que habilita la toma de decisiones productivas y comerciales.
De forma semanal se siembran cinco variedades de lechuga y albahaca en espuma fenólica, sustrato elegido por ser inerte y poroso (almacena 50% de agua y 50 % de aire); lo que facilita el desarrollo de las raíces, entre otros. Cada plancha de espuma con 345 semillas sembradas estará en una “maternidad” hasta que las plántulas posean dos/tres hojas verdaderas. En el sector se realiza riego por inundación, que en épocas invernales se reduce a uno diario; con agua en sus comienzos y solución nutritiva a partir de la germinación.
El primer trasplante sucede a piletas con placas de telgopor (más denso que el tradicional) que alojan 112 plantas. Allí, como en todas las etapas, la permanencia dependerá de la época del año y la temperatura. Cuando el desarrollo del plantín llega al IAF óptimo, se realiza el segundo trasplante, a placas que poseen 28 agujeros.
En la fase final, las hortalizas terminarán su ciclo en grupos de 15, con el espacio necesario para la obtención del peso final de cosecha. En esta instancia, poseen raíces de gran porte, por lo cual se extreman los cuidados para no afectarlas en demasía durante el trasplante.
La cosecha se realiza de forma manual, cuidando de no romper las raíces ya que se comercializan enteras, lo que extiende su vida significativamente.
Para ello se trasladan las placas con plantas al sector de procesado, donde son embolsadas y rotuladas con los datos del establecimiento.
En pocas horas, las hortalizas frescas se encontrarán en los distintos puntos de venta, que incluyen verdulerías y cadena de supermercados regionales.
Producir en el invierno patagónico
Las temperaturas frías del invierno y calurosas del verano Patagónico, hacen de la producción de hojas un desafío cotidiano. Con el correr de las estaciones el invernadero se va acondicionado para aprovechar las temperaturas y horas de luz solar disponibles.
Durante el otoño/invierno la altura del invernadero es reducida a la mitad, creando una cámara de aire que permite controlar la temperatura y reducir la humedad ambiente, que funciona como una barrera ante la condensación.
Para compensar las horas de luz faltantes, el espacio del invernadero posee iluminación led de crecimiento. De esta forma, se favorece el ciclo exitoso de las plantas.
La época invernal enfría rápidamente el agua de las piletas, así pues, mediante un circuito cerrado de calefacción, se mantiene la temperatura del agua en valores cercanos al óptimo. Es necesario también el ajuste semanal de la nutrición por los cambios de PH y CE.
El sistema cerrado del invernadero favorece el control de plagas y el monitoreo pormenorizado de enfermedades, minimizando la necesidad de aplicación de productos fitosanitarios. Además, cuenta con un espacio “reservorio” de fauna auxiliar, donde se cultivan gran variedad de aromáticas y flores, propiciando la reproducción de los insectos benéficos, el control biológico y el equilibrio del ecosistema dentro del invernadero.
Potencialidades
La técnica permite gran diversidad de cultivos. Durante la última temporada, Kósten realizó ensayos productivos de frutilla en dos variedades. En este caso puntual se recurrió a la turba y vermiculita como sustratos.
Con resultados preliminares favorables, la región posee condiciones agroecológicas que puede expresar la potencialidad genética de la fruta.
La demanda de alimentos frescos, ricos e inocuos de cercanía crece rápidamente; sobre todo en zonas con climas extremos. Actualmente el establecimiento se encuentra en proceso de duplicar la superficie productiva de lechuga.