YERBA MATE EN SISTEMA BARBACUÁ: RESCATE Y PUESTA EN VALOR
Este artículo se propone revalorizar la producción de yerba mate de pequeños productores de la zona centro de Misiones que utilizan secaderos tipo barbacuá. Historia y presente de una práctica cuyo antecedente data de más de 400 años y que hoy emplea a una importante comunidad de familias de la zona.
Este trabajo realizado desde la Agencia de Extensión Rural del Inta de Oberá, comenzó en 2009. Denominado “Rescate y valorización de la yerba mate producida por pequeños productores de la zona centro de la provincia de Misiones en secaderos tipo barbacuá (vocablo guaraní que significa casa del tostado-secado) como un producto diferenciado”, se propone como objetivo contribuir al desarrollo económico, cultural, ambiental y humano de familias de pequeños productores de yerba mate.
Se contaba desde el comienzo con 62 productores y 16 secaderos, de los cuales solo dos poseían marcas y comercializaban yerba mate fraccionada y en paquetes. Desde el año 2016 los mismos se encuentran organizados en una asociación y actualmente cuentan con su matrícula provincial y nacional como cooperativa. Además, de los 16 secaderos,14 poseen hoy sus propias marcas, que ofrecen en los distintos mercados.
Esta yerba que se elabora con un sistema denominado “barbacuá” constituye una práctica con tecnología tradicional, cuyo antecedente data de más de 400 años, según datos obtenidos de los registros de la ex Comisión Reguladora de la Yerba Mate. En 1976 existían en nuestra zona, departamento de Oberá, Misiones, más de 185 secaderos de este tipo que fueron reduciéndose en forma sistemática, debido a los procesos de concentración económica, cambios tecnológicos y políticas de desregulación. Así, se fue relegando a los productores a la condición de meros proveedores de materia prima, llegando a la fecha a ser no más de 16 secaderos en funcionamiento en la zona en el momento de inicio del proyecto como se menciona más arriba, de los cuales solo dos poseían marca.
Hoy los propietarios son mayormente jóvenes, hijos o nietos de antiguos pequeños productores familiares que permanecen en sus chacras. Algunos de ellos aún mantienen en uso, como parte de su capital, los denominados secaderos tipos “barbacuá”. Esta palabra es muy poco conocida fuera de la región productora. Si bien el sistema de elaboración recién comienza a figurar en algunos paquetes de yerba, se trata de un término muy utilizado en las regiones de producción desde hace siglos.
Esta yerba de tipo artesanal se produce en secaderos donde trabaja toda la familia y tiene características únicas. Su sabor y aroma son el resultado de la combinación de instalaciones e insumos específicos y de saberes locales transmitidos a través de generaciones.
El proceso comienza con una materia prima obtenida de plantaciones cuidadas. En éstas se aplican prácticas conservacionistas que hacen que sea una producción familiar amigable con el ambiente, buscando la recuperación del suelo mediante cubiertas vegetales y la incorporación de árboles de especies nativas como cortinas, para repoblar áreas deterioradas, bordes de arroyos y protección de vertientes. Pero lo más importante es la toma de conciencia de la necesidad de preservar la biodiversidad que aún hoy prevalece en la provincia.
La cosecha de las ramas y hojas se realiza durante el período de otoño-invierno (de abril a agosto), momento en el cual la planta se encuentra en el período de receso invernal. Las hojas “maduras” son obtenidas de ramas de dos años; la cosecha se puede considerar una verdadera poda ya que la yerba mate en su estado natural en nuestra selva es un árbol. Esta cosecha se realiza de forma manual y participa buena parte de la familia. Generalmente, la materia prima elaborada por las barbacuás proviene de yerbales propios o de pequeños productores cercanos al secadero, lo que beneficia la calidad del producto sin el deterioro propio del acarreo a grandes distancias.
La elaboración del producto con el sistema “barbacuá” se diferencia de otras industrias, ya que aquí la yerba mate permanece entre 12 y 14 horas secándose, un tiempo de 4 a 5 veces mayor que el común de las industrias actuales, que usan sistemas más modernos de secanza. Además se trabaja con temperaturas de entre 60/70 °C, lo que genera que el producto final posea un sabor levemente ahumado y con una característica a la que definimos como “amable” y suave al paladar.
Esta característica se acentúa con un estacionamiento natural de entre 18 y 24 meses de “maduración” en depósitos especiales denominados “noques”. Estos depósitos son espacios cerrados de mampostería con revestimientos de madera, que mantienen una temperatura y humedad constante, donde ocurren cambios químicos que se manifiestan en el cambio de color de la yerba. Esto le confiere un sabor muy definido y delicado conformando un producto especial de sabor único e inconfundible.
La infusión de yerba mate se revela como un antioxidante potente: es una fuente de vitaminas del complejo B y aporta minerales como el potasio y el magnesio. Además de su conocido efecto energizante, a causa de que contiene xantinas (cafeína, teobromina, teofilina), compuestos bioactivos que estimulan el sistema nervioso central y promueven la actividad mental, y aumentan los niveles de energía y la concentración.
El sistema al que denominamos “barbacuá” no es solamente la obtención de un producto, sino que se considera al conjunto, incorporando el contexto, el ambiente cuidado y protegido de las plantaciones, la comunión existente entre la pequeña planta elaboradora, sus propietarios, los obreros que en ella trabajan, sus vecinos productores minifundistas quienes proveen la materia prima (hoja verde) y quienes indirectamente participan como proveedores de servicios, almacenes rurales, herreros, talleres industriales, mecánicos, etc.
Se genera así un círculo virtuoso en el que participan entre 30 y 40 familias que quedan afincados en las áreas rurales, colaborando de esta manera para que permanezcan en sus chacras y no migren a las periferias de las ciudades.
El trabajo que se inició en 2009 se continúa actualmente desde la Agencia del INTA de Oberá, atendiendo actividades puntuales, fundamentalmente brindando apoyo en lo referido a la difusión, promoción y comercialización, mediante ventas electrónicas de la yerba mate elaborada, entendiendo que se trata de una forma distinta de industrialización, donde se obtiene un producto que tiene particularidades, contribuyendo de ésta forma a diversificar la oferta y ser una alternativa de incorporación del productor minifundista al mercado.
Durante esos años el proyecto se relacionó con otras instituciones y organismos nacionales, provinciales y municipales con los que se gestionaron distintas acciones de apoyos desde técnicas, ambientales, de infraestructura, sociales y financieros. Las tareas se realizaron mediante reuniones, charlas técnicas, capacitaciones, visitas a chacras, de intercambio, etc.
Se participó en exposiciones, ferias y otros eventos, promocionando el trabajo que realizan a través del “producto”. Con este fin se confeccionaron cartillas, un informe final de las tareas realizadas con ilustraciones -que se puede encontrar en la página del INTA- y un cortometraje testimonial de una hora que relata el trabajo y los objetivos perseguidos (se lo puede ver en YouTube con el nombre de “barbacuá”). El cortometraje fue ampliamente difundido, premiado a nivel municipal y sirvió de discusión en distintos ámbitos.
El Proyecto Alma Rural Almacén del INTA ha sido de gran ayuda en la promoción y difusión de este producto artesanal ya que estas yerbas, al provenir de empresas familiares pequeñas, no cuentan con la infraestructura comercial ni la capacidad económica para llegar a los grandes centros de consumo.
La importancia de la existencia de pequeños emprendimientos reside en que permiten la permanencia de familias en el medio rural.