VIÑEDOS AUSTRALES
En las lejanas latitudes de la Patagonia y sobre la influencia del Océano Atlántico, los emprendedores de Viña Escondida llevan adelante su sueño vitivinícola. La búsqueda de un producto austral, único, con terroir propio, con la visión de posicionar una nueva región vitivinícola en el país.
V iña Escondida es un emprendimiento vitivinícola ubicado en Gaiman, ciudad de grandes tradiciones y costumbres de los colonos galeses llegados en 1865 al Valle inferior del Río Chubut, a tan sólo 30 km del Océano Atlántico. El proyecto nació a mediados de 2017 cuando los dos socios, ambos ingenieros agrónomos, tomaron la decisión de iniciar un nuevo desafío en una actividad incipiente en la región. Con muchos interrogantes por delante, pero con convicción y profesionalismo, comenzaron a dar los primeros pasos.
Con diferentes caminos transitados, ambos tenían el sueño de convertirse en productores vitivinícolas. Uno de ellos tenía una extensa historia familiar en la actividad y el otro, con una gran admiración por la industria vitícola originada por las reiteradas visitas a las diferentes regiones de la provincia cuyana de Mendoza, unieron su ilusión en este emprendimiento que denominaron Viña Escondida.
En aquellos inicios, ambos socios desembarcaron en una chacra del valle que se encontraba sin producción desde hace más de 30 años, lo que significó una ardua tarea de puesta en marcha. Tuvieron que realizar desde los estudios previos de factibilidad, la conducción del agua de riego intrapredial, mejoras de infraestructura, nivelación de suelos y las primeras inversiones para el armado de la espaldera. Ya en 2018 se adquirieron los primeros 400 barbechos de Malbec en un vivero de Mendoza buscando iniciar la actividad vitivinícola con material genético de alta calidad. El sueño comenzaba a hacerse realidad.
Paulatinamente la superficie implantada fue incrementándose y se incorporó un nuevo varietal: el Cabernet Franc. De este modo existen dos cepas tintas, por un lado el Malbec, reconocida como variedad insignia en nuestro país, y por otro, una cepa con grandes cualidades considerada por muchos como el futuro de los vinos argentinos. Ambas fueron seleccionadas, no sólo por sus propiedades, sino como también a partir de exitosos estudios previos realizados por la EEA INTA Chubut. Allí se realizan desde 2007 ensayos de vinificación con uvas tintas y blancas, donde el Malbec y el Cabernet Franc se encuentran entre las cepas de mejor adaptación a la región junto con el Pinot Noir y las variedades blancas.
El Valle Inferior del Río Chubut presenta una conjunción de las características de sus suelos y del clima únicos, generando propiedades en los vinos muy valoradas por los principales mercados. Los suelos de Viña Escondida, al igual que los del resto del Valle, fueron desarrollados sobre sedimentos aluviales con un amplio predominio de materiales arcillosos, pero con horizontes inferiores arenosos que facilitan las condiciones de drenaje. Las altas temperaturas diurnas en el verano y su marcado descenso por las noches sobre esos suelos, abren las puertas a la obtención de un terroir único.
Actualmente el proyecto cuenta con mil plantas que, si bien ya comenzaron a dar sus primeros racimos, en estos años se ha priorizado su correcta formación, dejando en un segundo plano la ansiedad por el comienzo de la producción, esperando la primera vendimia para febrero de 2022. Sin embargo, es un proyecto con gran horizonte de expansión en cuanto a superficie y con la intención de incorporar variedades blancas que den opciones para la producción de vinos y espumantes con una acidez natural propia de estas latitudes.
El viñedo
Viña Escondida es una chacra de 2 hectáreas de las cuales un cuarto fue destinada al viñedo. Desde sus inicios se estudiaron todos los detalles técnicos, por lo que la primera gran decisión fue establecer la orientación de la plantación. Se buscó siempre aprovechar el máximo de luz solar activa, con mayor síntesis de compuestos fenólicos en las bayas gracias al menor impacto negativo de la luz en las horas de la tarde. Resultando así en una mejor calidad del producto final por sus atributos, tanto de color como sensoriales.
Allí se estableció una forma de conducción en espaldera con plantas cada 1 metro en la línea y 2,2 metros entre hileras. En este caso, fue elegido el sistema de espaldera baja, con un primer alambre a tan sólo 60 cm, para favorecer la recepción de calor al estar más cercana al suelo y así disminuir el impacto de las heladas, las cuales son un factor a tener en cuenta en la región. Con el mismo fin de protección ante las temperaturas extremas, se establecieron cortinas forestales y artificiales, previendo evitar el avance de las masas de aire frío desde el suroeste.
En una región Patagónica donde el agua es un bien escaso, el viñedo se riega por goteo, para realizar un uso eficiente del recurso hídrico. Tomando agua desde un reservorio abastecido por canales comuneros, con sistemas de prefiltrado y filtrado que evitan la obturación de los circuitos con partículas y materia orgánica, mangueras con goteros incorporados autocompensados, conforman un sistema que además es aprovechado para la aplicación de enmiendas y fertilizantes, por fertirriego. De este modo, es factible controlar con exactitud la lámina de agua a aplicar en cada estadio de las plantas.
Los controles sanitarios necesarios son escasos dadas las condiciones naturales de la región, que con una baja humedad relativa presenta poca probabilidad de enfermedades fúngicas y casi inexistentes plagas que pongan en peligro la producción. Igualmente se realizan controles preventivos con productos amigables con el ambiente.
Tejiendo redes
Desde los inicios, ambos socios entendieron que en una región donde la vitivinicultura es incipiente era imprescindible generar fuertes vínculos y trabajar en red con otros actores, como productores e instituciones del sector. Resultaba necesario lograr un crecimiento como región vitivinícola, no como emprendimiento particular y aislado, de modo que el conjunto sostenga y fortalezca a cada proyecto individual.
Con esta mirada sobre la necesidad del sector, Viña Escondida integra en 2018 un grupo de Cambio Rural junto con otros productores del Valle Inferior del Río Chubut, gracias al cual reciben asesoramiento de un enólogo de la provincia de Río Negro de gran trayectoria, y el acompañamiento de la EEA INTA Chubut.
Esta institución les brinda colaboración técnica en las chacras, así como una bodega con habilitación del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para el proceso de vinificación de cada productor. La participación activa en un grupo de Cambio Rural les permite además adquirir conocimientos a partir de las experiencias de pares y entablar relaciones con otros actores que comparten el mismo sueño.
Con el correr del tiempo y ante los avances positivos del viñedo, los socios tomaron la decisión, junto con varios integrantes de ese grupo, de conformar una cooperativa, con el objetivo de afianzarse como organización, crecer tanto individual como grupalmente, promover la actividad en la zona para sumar nuevos emprendimientos y posicionar a la región en el mapa vitivinícola de la Argentina. Así nace Cooperativa Unión de Vitivinicultores Australes Ltda. (UVA), la cual recientemente obtuvo su matrícula y se convirtió así en la primera organización formal vinculada a esta actividad en la provincia de Chubut.
A través de ésta, el proyecto logró entablar un fuerte lazo con el Municipio de Gaiman para intentar, en conjunto, diversificar la matriz productiva de la localidad, tradicionalmente ganadera y hortícola, y posicionar a la producción de vid como una alternativa para la producción y el turismo local.