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Dic 2021 - Ene 2022  

Número 177


Abog. Nelson Illescas
Director Fundación INAI
 

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CUMBRE DE SISTEMAS ALIMENTARIOS: LA IMPORTANCIA DEL COMERCIO

La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de septiembre 2021 constituyó un importante paso en la discusión sobre esta problemática, teniendo en cuenta que hoy todavía hay 690 millones de personas que padecen hambre. Allí se destacó la importancia del comercio mundial y los nuevos desafíos que surgen relacionados con la mejora de las dietas, como la calidad nutricional de los alimentos; la sostenibilidad ambiental y la biodiversidad.

En septiembre de 2021 tuvo lugar la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. Su objetivo fue “sensibilizar a la opinión pública mundial y entablar compromisos y medidas mundiales que transformen los sistemas alimentarios, no solo para erradicar el hambre, sino también para reducir la incidencia de las enfermedades relacionadas con la alimentación y curar al planeta”. 

Ahora bien, un sistema alimentario sostenible es aquel que garantiza la seguridad alimentaria y la nutrición de todas las personas de tal forma que no se pongan en riesgo las bases económicas, sociales y ambientales de éstas para las futuras generaciones*. Esto significa que debe tenerse presente la sostenibilidad en sus tres aspectos: debe ser rentable, garantizando la sostenibilidad económica; se deben ofrecer amplios beneficios para la sociedad, asegurando la sostenibilidad social; y debe tener un efecto positivo o neutro en los recursos naturales, salvaguardando la sostenibilidad del medio ambiente. 

Dentro de los sistemas alimentarios se incluyen a todas las personas y a todo el entramado de actores y actividades interconectadas que conciernen a la alimentación de la población, es decir: producción, recolección, empaquetado, elaboración, distribución, venta, almacenamiento, comercialización, consumo y eliminación. 

 

Es por ello que la Cumbre reunió a líderes mundiales, expertos, agricultores y productores, pueblos indígenas, el sector privado y la sociedad civil; uniendo a los participantes en uno de los intentos más completos de alinear la producción y el consumo agroalimentario con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Contó con casi 300 compromisos de cientos de miles de personas de todo el mundo y de todos los sectores, en su intento por acelerar la acción y transformar los sistemas alimentarios. Durante el encuentro se buscó lograr avances en los 17 ODS a través de un enfoque de sistemas alimentarios, aprovechando la interconexión de los sistemas alimentarios con los desafíos globales como la desnutrición, el cambio climático, la pobreza y la desigualdad. 

Surgieron varias iniciativas de múltiples partes interesadas lideradas por la sociedad civil, agricultores, mujeres, jóvenes y grupos indígenas. Así, los Estados Miembros se comprometen a cumplir con las prioridades, necesidades de estos sectores y con las brechas identificadas en los diálogos nacionales. Las iniciativas más prometedoras se agruparon en cinco "líneas de acción” referidas a las áreas principales para acelerar la acción, a fin de cumplir con la Agenda 2030 a través de los sistemas alimentarios. 


Estas (Action Tracks) son: 
1. Garantizar el acceso a alimentos seguros y nutritivos para todos; 
2. Cambio a patrones de consumo sostenible; 
3. Impulsar la producción positiva para la naturaleza a suficiente escala; 
4. Promover medios de vida equitativos; y 
5. Crear resiliencia ante las vulnerabilidades, las conmociones y las tensiones**.

Un aspecto para destacar ha sido el rol de la FAO. Si bien en un primer momento parecía haber sido relegada de una temática que le es propia, reasumió un “papel protagónico” al final de la Cumbre. 

Durante el cierre de la misma, el Director General de la FAO, QU Dongyu, señaló que dicho organismo asumiría un papel de liderazgo con el fin de garantizar que el seguimiento de la Cumbre se convirtiera en una oportunidad catalizadora para que todas las partes interesadas apoyen las cinco áreas de acción que fueron delineadas por el Secretario General de la ONU. En este sentido, se ha dispuesto que los organismos con sede en Roma, la FAO, el FIDA y el PMA dirijan conjuntamente un centro de coordinación que colabore con otras entidades mayores del sistema de las Naciones Unidas y las aproveche, para apoyar el seguimiento de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios.



Se reconoce que, en un escenario de crecimiento poblacional, el sistema alimentario global ha sido capaz de incrementar la producción a un ritmo mayor al del crecimiento de la población, para atender a una demanda creciente de alimentos asociada también a los aumentos de ingresos promedios per cápita, especialmente de los países emergentes. 

En tal sentido, el comercio mundial, junto al aumento de la productividad de la agricultura resultante de innovaciones tecnológicas, han jugado un papel fundamental, permitiendo el aumento de la oferta de alimentos y una disminución de los precios como tendencia de largo plazo.

Pero todavía quedan 690 millones de personas que padecen hambre en la actualidad, y se suman nuevos desafíos, relacionados con la mejora de las dietas, así como la calidad nutricional de los alimentos; la sostenibilidad ambiental y la biodiversidad, y la calidad de vida de los agricultores y el desarrollo rural. Los sistemas alimentarios y las políticas públicas deberán evolucionar para alcanzar estos nuevos objetivos múltiples e interrelacionados.

Es allí donde el comercio mundial se vuelve más importante por su aporte a varios (sino a todos) de los desafíos que aún quedan pendientes. No solo contribuye a la seguridad alimentaria sino también a la sustentabilidad ambiental. 

La existencia de un comercio fluido y sin barreras da garantías y viabiliza la transformación de los sistemas alimentarios en aquellas regiones que no cuentan con los recursos naturales necesarios, los han deteriorado o bien, están implementando sistemas productivos intensivos y poco amigables con el ambiente.

Por ello, se destaca que el comercio internacional es fundamental para compensar diferencias geográficas entre la producción y el consumo; para actuar como estabilizador de los precios internacionales ante los frecuentes eventos climáticos que afectan de manera diferenciada a distintas regiones del planeta; pero también para favorecer un uso más eficiente de los recursos naturales y su conservación desde una perspectiva global.



La eficacia del comercio y las políticas relacionadas para apoyar la transformación de los sistemas alimentarios a largo plazo dependen no solo del tipo de políticas utilizadas, sino también de su diseño, cumplimiento e implementación. 

Así, dentro de estas medidas se propone: atenerse a lo dispuesto en la OMC en la materia correspondiente; no utilización de Medidas No Arancelarias (MNA) que impidan los normales flujos comerciales; adoptar medidas basadas en evidencia científica; promover la transparencia mediante notificaciones a la OMC; promover el uso de certificaciones desarrolladas de acuerdo a las realidades de cada región; adoptar medidas de facilitación del comercio, evitar la utilización de medidas de apoyo a la producción que generen efectos distorsivos en la producción primero, pero también en el comercio; y promover la reducción y progresiva eliminación de medidas restrictivas a la importación y a la exportación de productos alimenticios, para facilitar que se “encuentren” la oferta y la demanda con menores niveles de incertidumbre.

La Cumbre, por su parte, debe tomarse como un primer paso en la discusión sobre sistemas alimentarios. Y aunque se reconoce que nunca hubo un plan estructurado para que de la cumbre saliera un acuerdo negociado con fuerza legal, se debe mencionar que el proceso puso sobre la mesa diversas formas de cambiar los sistemas alimentarios hacia esquemas más sustentables y saludables que se muestran como primeros pasos para aunar esfuerzos a nivel global. 

Permitió, a su vez, sentar en la mesa de discusión a un diálogo público-privado de todos los actores relevantes; y no menos importante, también ha servido para explorar la manera de financiar e implementar políticas y medidas que permitan llevarlo a cabo a nivel nacional y local.

Pero más allá de los resultados concretos de esta Cumbre, cabe resaltar la importancia de la agricultura (en sentido amplio) y el comercio dentro de los desafíos contemporáneos. 

El sector (y sus actividades) se encuentra entre los principales temas de la agenda internacional pero, sobre todo, hay que destacar la especial relevancia de incrementar la participación del sector privado en estos temas, dado que las discusiones que se inicien en este y otros ámbitos (COP, OMC, Biodiversidad, etc.) establecen las bases de lo que serán las reglas del comercio y la producción en los años venideros. 

*FAO (2021) http://www.fao.org/food-systems/es/
**https://www.un.org/es/food-systems-summit/action-tracks