PREVENCIÓN Y DETECCIÓN PRECOZ DE ENFERMEDADES CUARENTENARIAS EN FRUTALES
Al prevenir la propagación y la introducción de plagas de frutales en nuevas zonas, los gobiernos, agricultores y otros actores de la cadena alimentaria -como el sector privado- pueden ahorrar miles de millones de dólares y garantizar el acceso a alimentos de calidad.
Importancia de la fruticultura en el mundo y la Argentina. Situación actual del sector.
El cultivo de frutales es económicamente muy importante a nivel mundial. Según FAOSTAT la producción mundial de fruta fresca superó los 860 millones de toneladas en 2018 y se duplicó en los últimos 30 años (ver gráfico 1).
Gráfico 1: Producción mundial de fruta fresca (1990/2018) en millones de toneladas (Fuente FAO-STAT, 2020).
El consumo de fruta también tiene un alza progresiva en la “demanda comercial”, no sólo por el incremento de la cantidad de habitantes, sino también debido a que cada vez se conocen más las propiedades alimenticias y nutraceúticas de las mismas (Slavin and Lloyd, 2012). La región de América Latina y el Caribe (ALC) representa más del 13% de la producción mundial de frutas, produciendo un ingreso bruto anual de 16 mil millones de dólares (FAOSTAT, 2020). Los países de ALC son los principales exportadores de fruta fresca (banano, pera, limón, cereza, manzana y uva) hacia el resto del mundo.
Argentina cuenta con alrededor de 556 mil hectáreas de frutales, vid (215 mil), cítricos (133 mil ha), olivo (81 mil), frutales de pepita (46 mil), frutales de carozo (35 mil), frutos secos (29 mil), tropicales (7,5 mil), frutas finas (6,6 mil) y otros (1,8 mil) (Gráfico 2) (Sánchez, 2020). Es el segundo productor del hemisferio sur después de Brasil y por encima de Chile, Perú y Australia. La producción nacional de fruta fresca ronda los 6,5 millones de toneladas anuales. En 2019 se exportaron 2.300 millones de US$, representando el 3.5% de las exportaciones totales del país.
La fruticultura en su conjunto genera una facturación anual superior a 12.000 millones US$ y más de 250.000 puesto de trabajo, incluyendo producción primaria, agroindustria y servicios (Ernst, 2020). Sin embargo, en las últimas décadas se ha observado una disminución paulatina de la superficie implantada (comparado con la que había a fines de la década del 90´) principalmente en los frutales de pepita, carozo, arándano, banano, pomelo y uva de mesa. Y una disminución de la exportación de frutas frescas desde 2007 y un mayor protagonismo de los países competidores del hemisferio sur (Chile, Sudáfrica y Australia, a los que se suma Perú) (Sánchez, 2020).
Muchos factores contribuyen a esta situación, algunos relacionados al contexto político-económico: falta de planificación a largo plazo para el sector frutícola, altos costos internos de producción y comercialización (impuestos, insumos en dólares, logística de transporte), falta de mano de obra, barreras paraarancelarias. Y otros relacionados al cambio climático, con problemas de escasez hídrica en algunas regiones y pérdidas por plagas y enfermedades.
Plagas cuarentenarias
Cada año, hasta un 40 % de los cultivos a nivel mundial se pierden a causa de plagas y enfermedades de las plantas (FAO, 2019). Esto provoca enormes pérdidas en el comercio agrícola y hace que millones de personas caigan por debajo de la línea de pobreza y padezcan hambre. En los últimos años, la globalización, el comercio y el cambio climático han contribuido a un aumento drástico de la propagación de plagas y enfermedades de plantas entre países.
La globalización de los mercados ha traído consigo la caída de las barreras arancelarias, pero ha incrementado la importancia de las barreras sanitarias y de inocuidad como mecanismo de protección ante el posible ingreso de plagas (FAO, 2019).
Los frutales son afectados por enfermedades causadas por patógenos sistémicos, siendo las más limitantes las de índole cuarentenario, ya que requieren de un control oficial estricto. Este tipo de patógenos, que se mueven a través de los vasos conductores de las plantas, no tienen cura, por lo que las plantas deben ser erradicadas para evitar futuros contagios y se recomienda iniciar nuevas plantaciones con plantas de sanidad certificada.
El término enfermedad cuarentenaria hace referencia a aquellas enfermedades de importancia económica potencial para el área en peligro, aun cuando no esté presente o si está presente, no está extendida y se encuentra bajo control oficial.
Dentro de las enfermedades cuarentenarias más importantes para frutales de carozo, la Estación Experimental de INTA Junín, en Mendoza, investiga desde hace algunos años la enfermedad del Sharka y las producidas por Fitoplasmas.
Patosistema Sharka/Frutales de carozo: situación en Argentina
Sharka, causada por el Plum pox virus (PPV), es considerada la enfermedad de origen viral más importante que afecta a los frutales de carozo (durazneros, nectarinos, ciruelos, damascos y cerezos) en términos de impacto económico y agronómico (Németh, 1986). En la actualidad, este virus presenta 10 razas, siendo la raza PPV-D (Dideron) la única detectada en América. Esta raza es virulenta en damasco y ciruelo, y no afecta cerezos. PPV se transmite a corta distancia mediante pulgones y a largas distancias a través del uso de material de propagación infectado (yemas, estacas y portainjertos).
Figura 1-Síntomas de Sharka en frutos y carozos de ciruelo y damasco, respectivamente. (Fotos: Diana Marini, INTA Arg.)
Los frutos externamente pueden mostrar manchas, líneas y/o anillos cloróticos que con el tiempo se vuelven necróticos, se agrietan y presentan amarronamiento de la pulpa. Ésta puede mostrar un aspecto corchoso y gomoso, perdiendo así el sabor, lo cual torna al fruto no comestible, y reduce drásticamente su calidad comercial (Nemeth, 1986) (ver figura 1). La enfermedad no mata el árbol, pero puede reducir drásticamente la producción de fruta, ya que pierde su valor comercial, o puede caer prematuramente. Estos daños pueden llegar al 100 % en montes con altas infecciones y cultivares susceptibles.
En los últimos 30 años esta enfermedad ha significado un gasto de más de 13 billones de dólares en todo el mundo. La limitación también puede extenderse a la exportación de material vegetal de multiplicación, como yemas y portainjertos, dado que los países compradores necesitan asegurarse de la sanidad del material a importar con la finalidad de evitar el ingreso de la enfermedad (Cambra et al., 2006).
Hasta el presente solo se han detectado dos focos de la enfermedad en el país: el foco inicial en ciruelo japonés (cv. 'Red Beaut') y damasco (cv. 'Bulida') en el departamento de Pocito, San Juan (Dal Zotto et al., 2006). El segundo apareció en la provincia de Mendoza, Oasis Sur, detectándose en ciruelo europeo (cv. `D’Agen´) (Rossini et al, 2009).
Tras la confirmación del diagnóstico por parte de INTA, se dio aviso al SENASA y se procedió a la erradicación inmediata de las plantaciones originalmente afectadas. En la actualidad es considerada plaga cuarentenaria bajo control oficial por resolución 24/2005 de SENASA y se realiza anualmente el control en viveros inscriptos de plantas madre de duraznero y ciruelo mediante el análisis oficial de PPV en laboratorio, previo a su multiplicación (Rossini et al. 2009; Marini et al., 2015a).
En la Estación Experimental del INTA Junín, Mendoza, se realizan periódicamente estudios epidemiológicos para observar el comportamiento de la enfermedad bajo condiciones locales. Entre los temas investigados se destaca la dinámica poblacional de las especies de pulgones vectores de la enfermedad (Mazzitelli et al., en prensa), que permitió conocer cuáles serían las especies vectores del virus presentes en Mendoza/San Juan y definir dos picos poblacionales (primavera y otoño) donde se darían las mayores dispersiones. El estudio de hospederos alternativos del virus (Pigliónico et al., 2021a), permitió detectar un nuevo hospedero, coronita de novia (Spiraea sp.), planta ornamental que no estaba citada anteriormente a nivel mundial para Sharka.
Otras investigaciones son: 1. Estudio del avance de la enfermedad dentro y fuera de las zonas cuarentenarias (Pigliónico et al., 2021b), investigación que nos permite modelar el avance de la enfermedad con el tiempo; 2. Estudio sobre sensibilidad de genotipos de Prunus al Sharka (Marini et al., 2019; Marini et al., 2012), donde se han podido definir cultivares de durazneros y ciruelos más y menos tolerantes a la enfermedad y 3. Estudio de la variación de la concentración viral a lo largo del año en diferentes órganos de las plantas (Marini et al., 2015b) y puesta a punto de técnicas moleculares para la detección viral, entre otros (ver figura 2). Estas investigaciones se realizan en conjunto con otras Experimentales e institutos de INTA (IPAVE-CIAP, EEA Rama Caída y San Juan). Los resultados obtenidos, que se difunden a productores, viveristas y organismos de Fiscalización y Control, han permitido obtener herramientas útiles para su detección precoz, manejo adecuado, control y erradicación.
Figura 2: Izq. Estudios dinámica población de vectores de Sharka, San Juan. Der. Puesta a punto de técnicas moleculares para detección de PPV. Lab virología, Junín, Mendoza. (Fotos: Diana Marini, INTA Arg.)
Patosistema Fitoplasmas/Duraznero y Peral: situación en Argentina
Los fitoplasmas son bacterias sin pared celular que viven en el floema de las plantas y en la hemolinfa de los insectos que las transmiten. Se los ha encontrado afectando más de 1000 especies de plantas en los cinco continentes y son responsables de importantes pérdidas en diferentes cultivos (Hogenhout et al., 2008).
Las plantas infectadas con este tipo de patógenos exhiben una serie de síntomas que implican profundas modificaciones en el normal balance de hormonas y reguladores del crecimiento. Inducen síntomas como amarilleces, filodio, proliferación de brotes, enanismo, pudrición y escobas de brujas (ver figura 3).
Figura3: Síntomas de amarillamiento, enanismo y decaimiento de plantas de durazneros producidos por ‘Candidatus phytoplasma pyri’ (Fotos: Diana Marini, INTA Arg.)
Se transmiten a través de material de propagación enfermo e insectos vectores (Psílidos y Chicharritas). En la Argentina se han detectado más de 30 especies de plantas infectadas por fitoplasmas, algunas de ellas en cultivos de gran importancia económica como ajo, alfalfa, frutilla, maíz y paraíso entre otros, produciendo daños y pérdidas variables (Conci et al, 2014). En frutales se detectaron en durazneros en la provincia de Jujuy (grupo X-disease) y en la zona productora núcleo de la provincia de Mendoza (Ca. P. pyri) (Fernandez et al., 2013, 2017). En el año 2018/2019 se detectó el mismo fitoplasma del grupo Ca. P. pyri, afectando lotes de perales en la provincia de Río Negro (Fernandez et al., 2019).
La EEA Junín INTA, junto al IPAVE, CIAP INTA Córdoba, lleva adelante estudios epidemiológicos de fitoplasmas en durazneros tendientes a definir las áreas abarcadas con la enfermedad, la sanidad de plantas de vivero y la sintomatología asociada a diferentes cultivares.
Proyecto Fondo Semilla FONTAGRO: “Plataforma Regional para la Prevención y Detección Precoz de Enfermedades Cuarentenarias en Frutales en América Latina y el Caribe”
Durante 2020 se ejecutó un proyecto Fondo Semilla de FONTAGRO (Fondo de Cooperación Regional) que tuvo como objetivo incrementar progresivamente las capacidades tecnológicas en la Región del ALC para la prevención, detección precoz de enfermedades cuarentenarias y su control en frutales, mediante el intercambio de conocimientos y experiencias científicas.
Los objetivos específicos del Fondo Semilla fueron: i) Conocer la línea de base de los países participantes en la tecnología para la prevención y detección precoz de enfermedades cuarentenarias en frutales, identificando las fortalezas y áreas de mejora, ii) identificar empresas/organismos interesados en participar de la red colaborativa, iii) crear una red de colaboración entre profesionales que propicie la formación de una plataforma multiagencia de sanidad en frutales, iii) elaborar una propuesta de proyecto de gran alcance para la prevención de enfermedades en frutales en ALC, y iv) estimular la capacitación y el entrenamiento de los recursos humanos a todos los niveles.
El organismo ejecutor fue INTA Argentina (Investigador líder: Dra. Diana Marini), y los co-ejecutores INIA Chile (Inv. responsable: Dr. Humberto Prieto), Facultad de Ciencias Agronómicas de la UChile (Inv. resp. Nicola Fiore), INIAP Ecuador (Inv. resp. Dr. Antonio Bustamante), INIA Uruguay (Inv. resp. M. Sc. Diego Maeso) e IDIAF República Dominicana (Inv.resp. M. Sc. Máximo Halpay). El proyecto contó con 27 organizaciones asociadas (asociaciones de productores, viveristas, universidades, organismos de fiscalización y control, centros europeos de investigación (INRA Francia, CEBAS España), bodegas, empresas de diagnóstico, etc.
Como productos del proyecto, se obtuvo un documento del Estado del Arte (línea de base de cada país en la temática), escrito por todos los responsables de los países intervinientes (Marini et al., 2020a). También se organizó un Taller Internacional (Webinar) que contó con 21 expositores expertos en la temática pertenecientes a 11 países (Argentina, Chile, Ecuador, República Dominicana, Uruguay, Colombia, Italia, España, Francia, Holanda y Australia). Allí se intercambió información sobre la problemática de las enfermedades cuarentenarias en frutales en los países de la región y en el mundo, y se capacitó en nuevas tecnologías para la detección precoz y el control (teledetección por imágenes, edición génica, tecnología Crisp-Cas y LAMP, cultivo in vitro, bioreactores, etc.). El taller contó con más de 300 asistentes de diferentes partes del mundo. Luego se redactó un documento, memoria del taller, con el contenido allí tratado (Marini et al., 2020b).
Finalmente se llegó a las siguientes conclusiones:
> Existe un desconocimiento de la distribución real y la magnitud de algunas enfermedades cuarentenarias que afectan al sector frutícola en la región del ALC.
> Se evidencia una enorme brecha tecnológica para la identificación, detección y prevención de enfermedades cuarentenarias en frutales en los países del ALC respecto a otras zonas productoras del mundo.
> Hay falta de inversión en investigaciones que permitan generar conocimiento básico sobre patógenos locales, tecnologías de detección y monitoreo de los cultivos.
> Se identificaron centros de investigación/universidades en los países de la región con avanzados estudios sobre la problemática.
> Se evidenció la necesidad de trabajar en forma conjunta para potenciar esas investigaciones.
La agricultura enfrenta de forma constante desafíos que la obligan a redefinir diversos elementos que permitan proyectar su avance junto con el de la calidad de vida de la humanidad. Hoy estos desafíos globales están planteados por el aumento productivo con sostenibilidad en un entorno de cambio climático y de crecimiento de la población. La competitividad productiva de la agricultura depende de su capacidad de innovación.
La creciente preocupación por la necesidad de aumentar los rendimientos de los cultivos, incrementar el arraigo en las zonas rurales, reducir el impacto ambiental de los productos fitosanitarios e impedir la introducción y propagación de enfermedades cuarentenarias, ha suscitado un gran interés en todo el mundo por desarrollar herramientas científicas y técnicas, acompañadas del diseño de un marco legislativo para la detección temprana de enfermedades.
Nuevas tecnologías (teledetección por imágenes, edición génica, tecnología crisp-cas, etc.) se desarrollan continuamente para poder paliar esa situación, las cuales muchas veces por falta de inversiones no están al alcance de los países del ALC, que paradójicamente son los principales productores y exportadores de fruta a nivel mundial. Es importante aunar esfuerzos para poder avanzar en este sentido.