INDICE

Mar - Abr 2022  

Número 178


Dr. Alberto Quiroga (M.N. 10622)
y Dr. Cristian Álvarez (CIALP 1079) 

Técnicos de la EEA INTA Anguil, La Pampa.
 

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ASPECTOS DE LA EVALUACIÓN MANEJO Y USO AGRONÓMICO DE LA NAPA

El presente artículo sintetiza una capacitación donde se abordaron distintos aspectos relacionados con la caracterización y estrategias de uso de las napas. Localización de la zona saturada (oportunidad, riesgo, indiferencia), ascenso capilar, frente de sales (tipo), variación en el tiempo (dinámica), grado de relación con distintos factores. Estrategias de acoplamiento, intensificación de la rotación y ajuste de tecnología.



Las napas pueden contribuir significativamente al consumo de agua por parte de los cultivos. Algunos estudios muestran que cuando las precipitaciones son deficientes, la contribución de las napas puede superar el 40% del total de agua requerida por un cultivo. 

Se han comprobado para maíz consumos desde el nivel freático entre 100 a 400 mm cuando el mismo se encontraba entre 80 y 120 cm. En estudios conducidos en el sur de Córdoba, también se han observado efectos positivos en soja y maní.
No obstante, resulta clave caracterizar la presencia de la napa, en cuanto a su localización, cantidad y calidad de sales que contiene y ascenso capilar. Este último aspecto es importante dado que, influenciada por la textura, dos napas localizadas a una misma profundidad pueden representar distinto riesgo. Por ejemplo, la presencia de zona saturada a 120 cm en suelo arenoso franco puede no representar ningún riesgo (asenso capilar 60cm), mientras que suelo franco limoso puede ser problemática (asenso capilar 100 cm). 



Teniendo en cuenta estos factores y de acuerdo a su localización, podemos representar en el perfil del suelo una zona donde su contribución será positiva (oportunidad para incrementar rindes), otra zona donde la mayor probabilidad es que tengamos efectos negativos (menores rindes). Otra zona es la llamada de indiferencia, donde no hay acoplamiento. Es decir, la profundidad del suelo explorado por las raíces no alcanza a conectarse con el nivel superior del frente capilar. Esta zona de indiferencia puede localizarse entre 180 y 300 cm, resultando variable en función de la profundidad efectiva de las raíces. 



Figura 1. Impacto según tipo de sales.


La misma resulta variable entre especies, cultivares de una misma especie, fecha de siembra y ciclos. Por ello, acoplarse a la napa puede estar condicionado por la decisión que tomemos. Por supuesto que contar con contribución de la napa habilita además a intensificar la rotación, incrementar la densidad de plantas e incrementar el aporte de algunos nutrientes. Todo lo expuesto requiere de una buena caracterización de la napa. 

Para ello nos ha resultado de gran utilidad hacer una calicata y dejarla abierta unos 10 días antes de realizar su evaluación. De esta manera estará bien delimitada la zona saturada, frente capilar, presencia de sales y moteados de distintos colores. Toda esta información resulta clave para comprender los principales procesos que están teniendo lugar (en ambientes con riesgo de exceso hídrico) y en base a ello elaborar estrategias de manejo en el corto y mediano plazo.

Complementariamente, mediante muestreo y análisis de laboratorio, podemos obtener información sobre la cantidad y tipos de sales contenidos en la napa. 

Es esperable que luego de un período de exceso hídrico la napa se acerque a la superficie y su salinidad se reduzca y que, durante un período de déficit, el consumo de la vegetación profundice la napa y la salinice. Sin embargo, puede haber sorpresas en algún ambiente asociado al tipo de sales que componen la calidad de la misma.

En diferentes zonas del país se vienen evaluando los niveles freáticos, concentración y tipos de sales con la finalidad de reconocer posibles implicancias asociadas a la capacidad de precipitar (grado de solubilidad) y de generar potencial osmóticos (toxicidad) (Figura 1). 
Algunos resultados generados por el grupo de la zona sur de Córdoba/norte de La Pampa (Fig. 2 y 3), en evaluación de estos parámetros han permitido conocer el tipo de sales y algunas implicancias que pueden generar las mismas. 

Para poder clasificar las napas para uso por parte de los cultivos agrícolas y forrajeros, hemos utilizado la tabla de clasificación de agua para riego de Riverside. Las mismas, a través del riesgo de salinización y alcalinización, nos representa diferentes calidades y consecuencias de estos dos procesos. 
En la Figura 2 podemos observar que el 50% de las napas evaluadas presentan riesgo de alcalinización y salinización del recurso suelo, e impacto sobre algunos cultivos sensibles.
 


Clasificación de las aguas para riego

Figura 2. Clasificación de agua para riego según Riverside. Los diferentes colores de los círculos marcan el impacto que pueden generar esas napas sobre el suelo. Desde perdida de transitabilidad, cultivos por anoxia (verde), hasta riesgos de salinización (amarillo) y salinización +alcalinización de los suelos (rojo).



Además, el conocer el tipo de sales nos permitió poder clasificar las napas y darle identidad en función de las proporciones que presentan los diferentes aniones y cationes de la freática (Figura 3).
 


Este tipo de gráfica nos permite clasificar el agua de napa en función del tipo de anión o catión y generar el tipo de calidad de napa en función de la combinación. Ejemplo el 98% Sódicas, 20% Cloradas, 50% Bicarbonatadas, 30% Sin catión dominante….
La conjugación de estás sales nos están marcando aguas con agua que cambian su conductividad cuando modifican su posición respecto a la superficie, y cercanas a las misma pueden generar cambios importantes en el pH del suelo y la CE superficial.


Figura 3. Clasificación de agua en función de aniones y cationes.



En una amplia región de la pampa arenosa (sur de Córdoba, este de La Pampa, y oeste de Buenos Aires), napas con contenido importantes de carbonatos/cloruros/ sulfatos, pueden afectar la disponibilidad de agua, generando principalmente disminución en el aporte, asociada a un perfil de exploración radicular menor por altos contenidos de sales (Cl o SO4) y altos niveles de pH (carbonatos y bicarbonatos, asociados a sodio principalmente). 

Ambientes con napas freáticas cercanas puede transformase en una limitante de tipo permanente para cultivos agrícolas (anoxia/ reducción de nutrientes, etc.), y cambios en la concentración de sales según posición (profundidad) como se muestra en la Fig.5. 



Figura 5: cambios en la concentración de sales (CE) en función de la profundidad de napa.



La potencial reducción de la productividad causada por el proceso de salinización de los suelos puede determinar la necesidad de excluir cultivos sensibles. En la figura 6 se presenta una clasificación de cultivos por su nivel de tolerancia al encharcamiento y la salinidad medida como conductividad eléctrica.
 


¿Cómo nos estamos ordenando para analizar diferentes cultivos introducidos?

Elección de la especies en función de las dos variables que más nos condicionan en este tipo de ambientes. Por su tolerancia a sales y encharcamiento.



Conclusiones preliminares

El reconocer qué nos limita para saber hasta dónde podemos avanzar es unos de los grandes desafíos de la agronomía básica de los sistemas actuales de producción. Identificar las causas de los cambios, darle magnitud a los mismos y entender los procesos que están ocurriendo son las claves para reconocer las prácticas de manejo que podemos implementar.
Las observaciones periódicas de dinámica y calidad de napa nos permitirán en el tiempo reconocer su variaciones espaciales (superficie) y verticales (profundidad/espesor que presenta grandes cambios en su CE o pH). Poder calcular/cuantificar la capacidad de recarga de cada freátimetro nos permitirá reconocer la oportunidad de uso, riesgo de anegamiento/saturación, y consecuencia sobre cultivos sensibles a encharcamiento. Además el poder conocer el tipo de sales nos permitirá poder clasificar el tipo de agua y las consecuencias en su variación espacio / vertical. 

Si bien la carga de solutos en la napa puede representar un problema para la productividad de los cultivos, algunos de los solutos presentes en el agua subterránea son nutrientes, a veces deficitarios bajo condiciones normales. Un nutriente a menudo limitante y muy significativo en el aporte freático es el azufre. 

Presente en la mayoría de las aguas como uno de los aniones dominantes en la forma de sulfato, su aporte puede superar los 25 kg/ha por cada 100 mm de lámina de napa consumida en la mayoría de las situaciones pampeanas (Jobbágy y Nosetto, 2009).