Efectos ambientales
Mariana Stegagnini, Fernando Camargo y Félix Peña
Dr. Fernando Camargo
Secretario de Innovación, Desarrollo Rural y Riego del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil
“Como todos sabemos, una población creciente con más ingresos demandará más alimentos, fibras y bioenergía”, introdujo el Dr. Fernando Camargo. “Como señala FAO, hasta el 2050 tendremos más de 3.2 mil millones de personas en el mundo que nos demandarán 76 % más de carne,46% más de cereales, 89% más caña de azúcar/remolacha y más energía comparado con 2005”, agregó.
“La pandemia trajo aparejada dos cuestiones importantes: la seguridad alimentaria y la seguridad de los alimentos, food security y food safety en inglés” disparó el especialista, para agregar que el nuevo informe del IPCC “puso de manifiesto las amenazas que pesan sobre algunas de las regiones productoras del mundo, especialmente la región tropical de Brasil y/o y África, en las que el aumento de la sequía generará un impacto en la producción de los alimentos”. En este sentido consideró que Brasil atravesó una revolución agrícola en los últimos años. “Podemos producir más en la misma cantidad de tierra y podemos diversificar nuestra producción sin la necesidad de incorporar más tierras- declaró- Brasil es el quinto país más grande del mundo, con una superficie de 8.5. millones de km², y el 92 % de su territorio es tropical”.
Camargo explicó que, hasta la década del 70´, este país era un importador neto de alimentos, mientras que hoy exporta sus productos a casi 200 países. Pero ¿cómo se llevó a cabo esa revolución? “Con innovación, con mucha ciencia y con tecnología convirtiendo los suelos infértiles en suelos fecundos – desarrolló- especialmente con el uso de cal en nuestros suelos que eran muy ácidos y ahora son muy fecundos. Adaptando las variedades vegetales, y con el mejoramiento de los materiales genéticos animales”.
El especialista explicó con orgullo que “desarrollamos un método sostenible de producción agrícola, y todo esto utilizando solamente 22 % de nuestro territorio”. Y confirmó que hoy Brasil preserva el 66 % de su territorio por ley bajo un código forestal. “El objetivo principal de Brasil hoy es producir y conservar”, opinó. Para agregar que “aumentamos casi un 400% nuestra producción agrícola en el período 1976-2020, con un uso de la tierra del 50% y, en lo pecuario, hemos aumentado la producción utilizando menos áreas que en los últimos 30 años”.
En este escenario, manifestó que “hemos evolucionado nuestra agricultura hacia sistemas sostenibles y bajos en carbono mediante siembra directa, fijación biológica de nitrógeno, bosques implantados, el triángulo ganadería-agricultura- bosques y la recuperación de las pasturas degradadas”. Y agregó con respecto al último punto, que Brasil tiene actualmente cerca de 90.000.000 de hectáreas de pasturas degradadas. “Tenemos como objetivo recuperar 30.000.000 millones de hectáreas en áreas del bioma amazónico”, remató.
“Estamos produciendo más y conservando mejor el suelo, el agua, los bosques y la biodiversidad y mitigando más carbono”, concluyó.
Dr. Félix Peña
Especialista en Relaciones Económicas Internacionales,
Derecho del Comercio Internacional e Integración Económica.
Peña reflexionó principalmente sobre cómo impactan los profundos cambios que se están produciendo en el sistema internacional, en distintos ámbitos de las relaciones internacionales, especialmente de las relaciones económicas internacionales. “Estamos viviendo en un período muy especial que recién empieza y es muy difícil saber cuándo y cómo terminará -declaró- pero se refleja en hechos inéditos desde el punto de vista de la realidad contemporánea como son, por un lado, el producto de la invasión a Ucrania y lo que esto ha significado en cuanto a la relación entre Rusia, Ucrania y Europa en su totalidad, y Estados Unidos, y por otro lado Eurasia”.
En este sentido, consideró que se trata de “un momento de cambios muy profundos, que es difícil de entender y también cuesta sacar consecuencias visto desde el ángulo desde América del Sur”. Así, desarrolló que “hay cambios que tienen un impacto en América del Sur en materia de alimentos, fertilizantes e insumos, pero tenemos mucha dificultad todavía para predecir cómo será la evolución de estos cambios hacia el futuro”. Peña dijo que “a eso hay que sumarle la experiencia que hemos tenido en los países del Mercosur en el período de pandemia, que es otro proceso muy interesante con elementos comunes, como el de introducir cambios drásticos en lo que hasta ese momento era lo conocido por nosotros”. En este sentido, consideró que se trata de “una experiencia inédita desde el punto de vista de las relaciones entre nuestros países, de la estrategia de inserción de nuestros países en el mundo, e inédita en cuanto al impacto a la vez en el plano político, en el plano económico y en el plano legal, porque incide en acuerdos internacionales en los que participan nuestros países”.
Luego Peña sumó un tercer elemento vinculado de alguna manera a los dos anteriores: el cambio climático. “Recién estábamos empezando a tener conciencia de lo que puede ser la profundidad del impacto del CC en nuestros países y en nuestras formas de vida – señaló- cualquiera sea la interpretación que finalmente se pueda hacer de este fenómeno en sus múltiples desdoblamientos”. El especialista sostuvo que “da la impresión de que, para quienes estamos tratando de ayudar a entender lo que pasa en el mundo desde la perspectiva de un país concreto como puede ser Argentina, Brasil o de una región como América del Sur, estas experiencias recientes ponen en evidencia que hemos entrado en un mundo distinto del cual veníamos navegando hasta ahora por muchos años”. Así consideró que “de alguna manera ese mundo distinto se refleja tanto en su expresión actual como en su expresión de largo plazo en el fenómeno de la guerra de Ucrania”.
En este sentido, opinó que resulta imposible entender esta guerra sin remontarse a la segunda o primera guerra mundial. “Son todos procesos concatenados entre sí y para entenderlos tenemos que ir a las raíces de esos respectivos procesos”, manifestó. Para agregar que “lo que todo esto nos está poniendo en evidencia es que estamos en un entorno de cada país y en un entorno internacional muy distinto, y serán cada vez más diferentes y difícil de pronosticar las diferencias aplicadas a cada país”. Peña aclaró que se trata de un entorno internacional muy distinto “porque se ha vuelto más poblado, y más diverso en su población”.
Desarrolló que esta diversidad “tiene connotaciones de tipo cultural, racial, y además todos estamos más conectados”. Así, sostuvo que la crisis de Ucrania evidencia justamente esta conexión. “Basta tomar el tema los fertilizantes para darnos una idea de cuán conectados estamos hoy – expuso- que para entender el impacto de lo que está pasando en nuestro país o en nuestra región, tenemos que ir a las raíces del fenómeno del impacto de una guerra como la actual en la producción de alimentos”.
Así, aseguró que para comprender los impactos, se deben analizar desde las perspectivas de un país, de una región y a nivel global. “Para analizar los cambios en las relaciones internacionales, podemos identificar elementos similares pero comenzar por el país y luego por la región”, opinó. “Considero fundamental la perspectiva sudamericana, porque ha quedado claro que Sudamérica es hoy una zona de paz en términos de desarrollo nuclear -agregó- y los acuerdos entre Argentina y Brasil han sido claves en ese sentido”.
“En tercer lugar está la perspectiva global”, continuó. “Es decir, no se puede analizar el impacto de la crisis de Ucrania en Brasil o en Argentina o en el tema alimentos o en el tema energía en cualquiera de nuestros países sin insertarlo en el contexto más global de las relaciones internacionales”, opinó.
Finalmente, consideró necesario resaltar la importancia que tiene para cada uno de nuestros países o de nuestras regiones tener lo que podemos llamar “Usinas de pensamiento orientadas a la acción”. Y aclaró que “no se trata solamente de usinas de pensamiento sino de pensamiento orientado a la acción”. Es decir “usina donde se piensa el impacto de estos temas en la perspectiva no solo del especialista del tema sino de quienes están en el plan o lugar, en el plano gubernamental o empresarial o sindical. Lo que podríamos llamar, para utilizar una sigla, las UPA; es decir, unidades de pensamiento orientadas a la acción”, declaró. Para agregar que esto se debe a que “uno de los temas clave en los que debemos trabajar en nuestra región es en estimular el desarrollo de esa interacción entre quienes están ´en el campo de batalla´ y lo analizan desde el punto de vista bien práctico y concreto ´vendo o no vendo, hago o no hago´ hasta la perspectiva de quienes están tratando de entender el conjunto de los factores en función del objetivo país”.