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Julio 2022  

Número 180


PANEL
DE CIERRE

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Principales desafíos de la bioeconomía en Argentina

Federico Trucco, Víctor Accastello y Pedro Vigneau
 

Lic. Pedro Vigneau
Presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (MAIZAR).

“La Argentina tiene una enorme oportunidad, a partir de la bioeconomía, con la cuenca fotosintética con la cual hemos sido bendecidos- consideró el Lic. Pedro Vigneau- que tiene que ver con nuestro suelo y nuestro clima, pero principalmente, creo que tiene que ver con la calidad de las personas que toman decisiones sobre esa cuenca fotosintética”.  Vigneau destacó el gran diferencial que tiene Argentina frente a muchos países tienen excelentes suelos y clima, pero sin embargo son importadores de alimentos. “Tenemos una red muy capacitada y eficiente que logra sortear varios problemas para competir en el mundo y tener uno de los sistemas productivos con menor huella, sino el de menor huella del mundo”, declaró. “Entonces, ese talento es lo primero que tenemos que subrayar y ver cómo potenciarlo- aseguró- y advertir la enorme oportunidad que tiene el país en un mundo que se dirige hacia un cambio paradigmático cada vez más más dinámico y veloz, para alejarse de lo fósil e ir hacia lo renovable; y la biomasa justamente la fotosíntesis tienen mucho que ver con esto”.  

El presidente de MAIZAR consideró como un diferencial inmenso al sistema productivo argentino basado en siembra directa, que cuenta con un desarrollo de más de treinta años.  “Desde Maizar estamos midiendo huella, y contaremos cuál es la huella que tiene nuestro maíz inserto en un sistema productivo, porque no es sólo el maíz sino todo el sistema” expuso. “Medimos el maíz justamente como cabeza de rotación por su gran capacidad de captura de carbono pero volviendo al sistema productivo -agregó- convengamos que alrededor del  80 % de la agricultura del mundo se sigue haciendo a la vieja usanza, es decir, dando vuelta el pan de tierra; y en Argentina casi el 90% de la agricultura se hace en siembra directa”, aseguró. 

El especialista confirmó que lamentablemente, en los últimos años, se ha visto un pequeño retroceso relacionado con las malezas resistentes. “Esto tiene que ver con falta de políticas que justamente afiancen esta tendencia que nos da una ventaja comparativa muy grande -explicó- hay que trabajar en ese en ese punto y también incentivar este tipo de prácticas como lo hace, por ejemplo, la provincia de Córdoba”.  

Vigneau desarrolló que históricamente “se daba vuelta el pan de tierra” y confirmó que esto es lo que sigue haciendo casi el 80% de la agricultura del mundo. “Eso implica una diferencia muy grande en cuanto a emisiones y en cuanto a lo que el sistema termina impactando como huella”, declaró. “Esto está medido y Argentina tiene mucha trayectoria institucional con más de 30 años trabajando en este tipo de sistemas -agregó- y allí tenemos mucho para decir a nivel mundial. ¿Cuáles son los beneficios de este sistema productivo?” 

“Tenemos 60% menos de consumo de combustibles fósiles, justamente porque no hace falta dar vuelta el pan de tierra- aseguró Vigneau- 96 % menos de erosión porque al quedar el rastrojo sobre la superficie, ni el viento ni la lluvia generan erosión sobre esos suelos, un impacto tremendo sobre lo que es la vida en el suelo”. Y agregó que “hay un 70 % menos de evapotranspiración, haciendo que nuestro sistema sea, al mismo tiempo, uno de los que mejor huella hídrica tiene en el planeta”. Asimismo, aseguró que “esto también beneficia la fertilidad física, química y biológica del suelo”.  

El presidente de MAIZAR destacó además “las enormes oportunidades de la biomasa que nosotros generamos en estos sistemas productivos y, más allá del uso habitual del maíz para proteínas de origen animal, o para energía con el etanol o inclusive para biogás”. Así sostuvo que “hay maíz en la pasta de dientes, en cosméticos, jabones, en shampoo y hasta en pañales”. En este sentido, comentó que se están fabricando zapatillas, neumáticos, bioplásticos para envoltorios y para vasos, todo en base a maíz. “También hay ejemplos de otros productos derivados de biomasa de trigo o soja”, comunicó.

El especialista consideró que la bioeconomía constituye una oportunidad inmensa para nuestro país. “Esta cuenca fotosintética está en la mayoría de las provincias de Argentina y necesita todo tipo de habilidades, desde las que tienen menos capacitación hasta las que requieren más capacitación – expuso- por eso creo que hacen falta políticas concretas para un desarrollo profundo, porque nos puede traer muchas divisas y oportunidades para casi el  40 % de los argentinos que hoy lamentablemente la están pasando mal”.  



Víctor Accastello
Director Insumos Agropecuarios e Industrias de la Asociación de 
Cooperativas Argentinas (ACA)

Víctor Accastello describió a la Asociación de Cooperativas Argentinas como “una cooperativa de cooperativas”, ya que las dueñas son 140 cooperativas que están en las distintas provincias de Argentina, y que cumplió 100 años en 2022. “Las principales corrientes de negocio de ACA son la originación de granos y la provisión de insumos agropecuarios”, comentó.  

El director de ACA confirmó que se operan unas 25.000.000 de toneladas a través de la asociación. “Esos granos vienen de los productores que a su vez los entregan en las cooperativas y, para ello, hay mucha infraestructura” explicó.  Luego se dispuso a contar tres casos reales relacionados a la bioeconomía y la economía circular. “Son tres casos reales que están ya en funcionamiento desde hace varios años”, aseguró.

En cuanto al primer caso, Accastello se refirió a un criadero de cerdos que está ubicado en Juan Llerena, provincia de San Luís. “El criadero cuenta con 2900 madres y la solución que se encontró para los efluentes de los cerdos, para los purines, fue montar 5 biodigestores – desarrolló-  con esos purines y con biomasa de cultivos energéticos se genera el biogás”. Y explicó que, desde hace un tiempo, a través de los planes Renovar, se están enviando 2 Megawatt hora al sistema interconectado nacional. “Es decir, hay energía verde que sale de ese criadero de cerdos no sólo dando una solución ambiental al propio criadero, sino también para mejorar en alguna proporción nuestra matriz energética”, confirmó. 

Y comentó que la carne y los productos de la faena de cerdos se procesan en un frigorífico situado en Justiniano Pose bajo la marca Magret. “Con los desechos de las madres y de todos los cerdos que están en ese criadero se genera energía térmica para el propio criadero y 2 Megawatt hora para el sistema interconectado”, aseguró. 

“Otro emprendimiento industrial es la planta de bioetanol que funciona en Villa María, provincia de Córdoba”, compartió Accastello.  Y explicó que a partir del grano de maíz se obtienen cinco productos, siendo el bioetanol el más importante. “La planta está produciendo 800.000 litros de bioetanol por día – agregó- eso significa llevado al  auto que, en el mes de abril, 1 de cada 34 autos nafteros de Argentina podría funcionar todo el mes con bioetanol de esa planta industrial”. 

“Sabemos que el bioetanol es un combustible limpio y renovable – opinó el director de ACA- de ese grano de maíz, cuyo tercio es almidón y se transforma en bioetanol, otro tercio es la burlanda de los granos destilados, que en su versión húmeda la llamamos burlanda y en su versión seca son los DDGS. Se extrae una parte del aceite al grano destilado con destino a usos industriales y el tercio restante del grano de maíz es el dióxido de carbono que la planta de maíz fijó a través de la fotosíntesis”. 

“A la salida de los fermentadores hoy se captura parte de ese CO2, se lo purifica y se lo vende para distintos usos industriales a través de un joint venture con una empresa que producía el dióxido de carbono a partir de gas de petróleo”, continuó Acastello, para agregar que “hoy en las gaseosas tenemos gas de maíz, tan importante también para la huella ambiental”.  

El especialista consideró que el bioetanol que se destina a la exportación a Europa debe ser etanol sustentable. “Para eso se requiere medir y obtener un maíz sustentable”, aseguró. “Lo que significa que, desde que se plantan las semillas de maíz hasta que el bioetanol llega al punto de corte en Europa, hay que demostrar un ahorro del 70 % de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a la huella de carbono de la nafta bajo estándares europeos. ACABIO demostró un ahorro del 72 % de emisiones respecto a la nafta y esto permitió exportar etanol a Europa”, agregó. 

El tercer caso que comentó tiene que ver con el recupero de plástico usado del campo. Así, Acastello expuso que desde hace 4 años está funcionando en Cañada de Gómez una planta industrial que recupera envases vacíos de fitosanitarios que tienen que llegar triple lavados y silobolsas usados. “Es una planta industrial con capacidad de procesar 7.000 toneladas/año de plástico procesado como producto final – desarrolló- y hoy estamos en un nivel de 4.000 toneladas/año; no estamos a plena capacidad porque es muy compleja la logística inversa”.

“Hay que traer el plástico del campo del productor a través de nuestras cooperativas o a través de gente que se dedica a acopiar el plástico usado en el campo – explicó- llegan los silobolsa usados o llegan los bidones de fitosanitarios vacíos triple lavados y, a través de un proceso industrial de molienda, lavados, secado  y finalmente la extrusión final, sale como producto final un plástico recuperado de alta pureza que se vende a industrias en Argentina que usan plásticos reciclados, un concepto que en el mundo está muy instalado”. 

Finalmente Acastello se refirió a la necesidad de eliminar el concepto del plástico de único uso. “Buscamos un balance de huella neutro en materia del plástico. Es una contribución a un ambiente más limpio – concluyó- y sabemos que Argentina tiene que transitar ese camino para contribuir a mitigar todos los efectos del Cambio Climático”.  



Federico Trucco
CEO de Bioceres

Por su parte Federico Trucco consideró que, si bien para el mundo de los agronegocios la pandemia fue muy disruptiva y afectó a varios sectores de la economía, el sector agropecuario no fue tan afectado.“Independientemente de alguna dificultad asociada a la logística de contenedores a nivel internacional, como industria en general hemos tenido un bajo nivel de disrupción por la pandemia, a diferencia de lo que ocurre con el actual conflicto bélico en Europa”, opinó. 

“Hoy este conflicto en el corazón de una zona muy importante de la industria agrícola global es súper disruptivo -sostuvo- lo es quizás a simple vista en la producción o en la oferta de algunos commodities como el trigo, donde casi un tercio de la oferta exportable proviene de esta zona, con Rusia siendo el primer productor mundial y Ucrania el quinto”. Y agregó que “lo es a tal punto que políticas de precios cuidados como existen en Egipto hace cuatro décadas para el pan, están siendo revisadas y, por primera vez, está aumentando el precio subsidiado del pan en Egipto”. Así agregó que esto “es algo que deberíamos tener en cuenta si vemos cómo se originó todo el proceso de la primavera árabe y lo importante que ha sido el tema de los alimentos en mantener estables determinadas zonas del planeta”. 

El CEO de Bioceres dijo que si bien el tema del trigo o la cadena valor asociada al trigo pueden ser lo primero que nos viene a la cabeza cuando hablamos de disrupción con el actual conflicto bélico, “esto es poco significativo cuando lo ponemos en perspectiva de lo que está ocurriendo en el mundo de los fertilizantes y la importancia de los fertilizantes en el rendimiento de los cultivos en todo el planeta”. 

En este sentido, destacó la necesidad de analizar que “un tercio de los fertilizantes sintéticos del mundo vienen de esta zona, donde gran parte del nitrógeno o la fuente de fertilización nitrogenada dependen del costo o el valor del gas”. Y agregó que “en Europa, por ejemplo, hay fertilizantes nitrogenados que incrementaron sus precios de 200/300 U$S a 1700 U$S por tonelada en esta última campaña, mientras Rusia y Bielorrusia son el segundo y tercer productor mundial de potasio, cuyo precio también aumentó de 300 U$S a 1000  U$S la tonelada, y Rusia también es un importante productor de fósforo”. 

Desarrolló que “si entendemos a los fertilizantes como condicionantes del rendimiento de muchos cultivos importantes a nivel mundial y entendemos que este aumento o falta de disponibilidad de fertilizantes afectará la productividad de estos cultivos, creo que estamos ante un hecho de disrupción con pocos precedentes en la industria de la cual nosotros participamos y sobre la cual anclamos nuestro pensamiento de la bioeconomía”. En este escenario, resaltó que Argentina es un país que tiene una historia importante de uso de biofertilizantes. “Si bien existe una dependencia de los fertilizantes sintéticos, en Argentina se inocula la soja desde hace cuatro décadas -señaló- y creo que acá también tendremos una posibilidad de avanzar fuertemente a nivel global en el desarrollo de tecnologías de sustitución de fertilización sintética por fertilización biológica. Lo estamos viendo con varias empresas tratando de llevar esto al mundo de los cereales con relativo éxito”. 

Trucco consideró que “hoy hay compañías que pueden darnos tecnologías para sustituir hasta un 35% del nitrógeno en cultivos como el maíz o el trigo”.  Y que “eso también redimensiona el debate alrededor del concepto de seguridad alimenticia y la importancia de la biotecnología en la producción de alimentos”.
Así, opinó que “ciertos debates que tenían más que ver con las formas que con el fondo de la cuestión, vinculados a si un cultivo era producido por un organismo genéticamente modificado o no, hoy son menos relevantes que lo que eran quizás hace dos meses atrás, al punto tal que vemos que en Europa se habilita la importación de cultivos transgénicos sudamericanos para sostener la producción de animales o la alimentación de animales en el continente”. 

“Un aspecto sumamente importante es el redimensionamiento y la puesta en valor de la importancia de la seguridad alimenticia mundial -destacó Trucco- y que somos más agnósticos respecto de las tecnologías que necesitamos para mantener estos altos niveles de productividad, y de alguna manera se deberán buscar suministros menos dependientes de otras geografías”. Y agregó que “tenemos hoy una cadena totalmente interdependiente por el proceso de hiperglobalización que ha ido ocurriendo, donde estamos todos vinculados”. 

El especialista consideró que “este contexto pone también de manifiesto que hay cosas en las cuales no podemos depender tanto de algunos miembros de la comunidad que quizás no tienen el mismo grado de civilidad que pretendemos para el siglo en que vivimos” y que “eso nos lleva también a estructurar sistemas de suministros menos dependientes de terceros países”. En este sentido aseguró que “la bioeconomía o la economía circular que pueda darse a partir de la transformación de las materias primas, de la utilización de subproductos de la industrialización de las materias primas para la producción de insumos de origen biológico que puedan sustituir fertilización sintética y que puedan ser producidos in situ, son aspectos que retoman impulso en esta coyuntura en particular”.  

Trucco confirmó que “desde la empresa seguimos avanzando en el desarrollo de tecnologías de producción que nos permitan compatibilizar el objetivo de cuidado del medio ambiente con la alta productividad”. Y agregó que “no aceptamos como premisa que el cuidado del medio ambiente debe necesariamente resultar en costos más altos para el consumidor, pensamos que la tecnología nos debería permitir cuidar el medio ambiente y mantener los commodities como commodities”. Así aseguró que “no necesariamente tiene que haber una prima, como ocurre quizás en ciertos espacios más pequeños como puede ser la producción de cultivos orgánicos, donde existe una prima que de alguna manera justifica ese sistema productivo, aunque la productividad baje respecto a un sistema no orgánico”. 

“Nosotros pensamos que deberíamos poder lograr las mismas externalidades ambientales, como la reducción del impacto ecotoxicológico de los productos químicos, sin necesariamente tener que cobrar una prima o descomoditizar los commodities”, declaró Trucco. “Hemos invertido en tecnologías para aumentar la productividad en condiciones de sequía”, remató.  

Así, aseguró que “seguimos desarrollando los insumos biológicos para ir de a poco desplazando productos químicos del agro en el mundo de la nutrición, con microorganismos que nos permitan ser más eficientes en la utilización de los distintos nutrientes e inclusive tecnologías de formulación, de microgranulación y generar soluciones biológicas que son más eficientes”.  Así, sostuvo que “hoy tenemos hongos que nos permiten controlar otros hongos, biofungicidas en el mercado que desarrollamos junto al INTA y que tienen una buena aceptación por parte del productor”. Trucco dijo que “nos estaban faltando a ese portfolio algunas soluciones alternativas de bioinsecticidas, nematicidas de origen biológico que son importantes en Estados Unidos y en Brasil y potencialmente bioherbicidas, o sea poder reemplazar exitosos productos químicos de control de malezas con productos de menor impacto ambiental de origen biológico”.  Con respecto a la última empresa adquirida confirmó que “tenía ya desarrollos hechos en estas áreas complementarias y hoy, gran parte de nuestro foco pasa por terminar de completar la oferta de insumos de origen biológico para que un productor pueda tener lo mismo a lo que hoy accede a través de soluciones sintéticas”. 

El especialista opinó que “es un momento para producir con las tecnologías que hemos desarrollado”.  Y agregó que “la Argentina tiene mucho para mostrarle al mundo respecto de cómo produce, y para eso tenemos que ir todos de la mano. Tenemos que lograr que este contexto internacional nos encuentre dando una mano para la producción de muchos commodities importantes para el mundo”. Consideró que “lo podemos hacer de una forma que nos permita generar divisas y robustecer la economía general de nuestro país y con un alto nivel de integración de tecnología generada por materia gris argentina”.

“Entonces este no es un proceso de primarización de la economía o una guerra en Europa -destacó- es un proceso de puesta en valor de muchas cosas positivas desde el punto de vista tecnológico, de capital humano y no solo de los recursos naturales que tenemos que llevar adelante en forma armoniosa”.  
Trucco manifestó que “lo más importante es llegar a una visión compartida y de alguna manera tratarnos bien”. Así, consideró que “si nosotros cambiamos un poco la violencia que existe a veces alrededor del debate del agro en nuestro país y vamos hacia adelante, por el entusiasmo que nos genera la posibilidad de ayudar en este momento, nos sorprenderemos gratamente y lograremos construir una mayor licencia social a la que hoy tenemos para este tipo de actividades”.  

“Argentina tiene mucho para mostrar y es un país muy importante en el mundo de los agronegocios – concluyó- y tenemos la responsabilidad de estar a la altura de las circunstancias”.